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Fibra en todas partes (Fiber everywhere)

Tendencias

El crecimiento del tráfico de datos impulsa la demanda de fibra óptica, la expansión de centros de datos y la operación de cables submarinos

El acelerado crecimiento del tráfico de datos en América Latina, que alcanzará 1,32 millones de petabytes en 2028, ha consolidado de manera definitiva a la fibra óptica como la columna vertebral de la transformación digital en la región. Este escenario exige una infraestructura capaz de ofrecer velocidades extremadamente altas, latencias mínimas y máxima seguridad, atributos que solo la fibra óptica puede proporcionar de manera sostenible. Su rol resulta aún más crítico ante la adopción acelerada de tecnologías como 5G, edge computing e inteligencia artificial, que dependen de un backhaul óptico robusto para operar con eficiencia y baja latencia. En el caso de la IA, las demandas de ancho de banda pueden alcanzar altas velocidades para la interconexión entre centros de datos, una capacidad que la fibra está preparada para soportar sin comprometer estabilidad ni seguridad.

Esta combinación de alta capacidad, latencia ultra baja y confiabilidad convierte a la fibra óptica en un insumo fundamental para la operación de centros de datos multitenant e hyperscalers. En mercados como México, Brasil, Colombia y Chile, el despliegue de nuevas instalaciones de hiperescala ha traído consigo la exigencia de contar con múltiples operadores de fibra oscura como requisito de sitio indispensable, garantizando redundancia, escalabilidad y resiliencia. Esta condición se ha vuelto clave para sectores altamente sensibles, como el financiero, el de salud o el gubernamental, que requieren niveles superiores de seguridad y continuidad para manejar datos críticos.

La importancia estratégica de la fibra se evidencia también en el crecimiento del ecosistema de banda ancha fija, donde el tráfico fijo continúa expandiéndose a un ritmo anual superior al 20%. Países como Chile han logrado altos niveles de cobertura FTTH, permitiendo que millones de hogares accedan sin interrupciones a servicios de streaming 4K, teletrabajo y educación a distancia. Este despliegue masivo ha sido esencial para absorber el volumen creciente de tráfico y para sostener el cambio estructural hacia servicios digitales en el hogar.

En paralelo, la fibra se ha convertido en el habilitador indispensable del 5G y del edge computing en la región. En Brasil, por ejemplo, la expansión de redes 5G en ciudades clave depende directamente de la densificación de redes ópticas que conectan cada estación base, creando las condiciones necesarias para aplicaciones de ultra baja latencia como automatización industrial avanzada o telemedicina de alta precisión. Sin esta infraestructura de fibra, el potencial transformador del 5G quedaría severamente limitado.

El ecosistema de centros de datos también refleja esta tendencia. El crecimiento de hubs digitales en São Paulo, Ciudad de México, Querétaro, Bogotá y Santiago de Chile ha impulsado la construcción de redes metropolitanas y troncales de fibra que conectan estas instalaciones con cables submarinos y puntos de intercambio de tráfico regional. En corredores estratégicos como Querétaro–Texas, grandes operadores y hyperscalers están promoviendo nuevas rutas ópticas de alta capacidad para soportar cargas de trabajo intensivas de IA y cloud distribuidas.

Finalmente, en el ámbito de la conectividad internacional, la fibra sigue siendo el pilar absoluto. La llegada de nuevos cables submarinos (como Humboldt, MANTA, Firmina, AMX-3/Tikal o Carnival CSN-1) no solo incrementa significativamente la capacidad internacional, sino que también diversifica rutas y aumenta la resiliencia de la región frente a fallas físicas y riesgos de ciberseguridad.